Marisol: “Quisiera compartir que antes de comenzar en este camino espiritual yo no conocía a Cristo, al verdadero Cristo, al Dios vivo. Para mí era el humano, el que murió en la cruz, muy lejano, el que sufrió, al que le pedía, solo pedía. Mi mundo era tristeza, apego a lo material y emocional, apegos familiares, el sufrir por todas las personas que me rodeaban. Les quería solucionar los problemas de todos ellos. Mi vida era sufrimiento, era llorar y llorar. Pero nunca vi tan claro cuando se me abrieron los ojos y pude ver ante mí que se me presentaba un Cristo, un Dios Vivo…que me presentaba un plan de salvación para mí…que en mí hay un espíritu que es parte de Dios viviendo en mí…ahora tengo que trabajar en mi fe y ayudar a otros…”